PENSAMIENTO PARA MI MADRE
Ya desmontamos un hogar,
ya hemos fundado otro.
Nos visitan aves, ardillas y gatos,
nos ven caminar por las mañanas,
con ojos pequeñitos y brillantes
como los nuestros.
Vienen casi a diario,
a acompañar
nuestro dolor,
y a dar consuelo.
Porque a veces no queremos caminar,
ni ser nosotras,
sino esas
aves, ardillas y gatos.
Con ojos pequeñitos y brillantes
como los nuestros.
(VZL).
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